A finales del
siglo XVIII el matemático alemán Gauss
era un niño de apenas diez años que iba al colegio. Su profesor, con
objeto de mantener a sus inquietos alumnos ocupados durante un buen rato y así
de paso descansar, ofreció un regalo para el primero que le calculase el
resultado de la suma de todos los números naturales del 1 al 100. Para sorpresa
del profesor, casi inmediatamente, al cabo de unos segundos, Gauss le presentó
la respuesta correcta. Había advertido Gauss que asociando parejas de números
igualmente alejados de los extremos, todos ellos sumaban lo mismo, es decir,
101: 1+100, 2+99,
3+98, …, 50+51.